Tres historias zen que te harán pensar

18.04.2024

Tras la muerte del Buda Gautama el budismo salió de la India que le vio nacer y alcanzó lugares tan lejanos como China y Japón. El budismo zen es la escuela budista japonesa. La palabra zen es versión nipona de la palabra china chânna que, a su vez, proviene del sánscrito djânna que significa "meditación profunda". El zen se caracteriza por la profunda práctica meditativa, y porque los monjes tienden a quebrar los esquemas de sus discípulos con preguntas e historias desconcertantes, con la finalidad de que puedan superar los moldes mentales con que han llegado a la escuela meditativa.

A continuación, encontraréis tres historias zen que, de seguro, os harán pensar.

- ¿Por qué grita la gente cuando está enojada? - preguntó el maestro.

- Porque perdemos la calma, por eso gritamos... -, contestó un discípulo.

- Pero... ¿Por qué gritar si la otra persona está a tu lado? -, volvió a agregar el maestro. Nadie contestó esta vez y el maestro entonces dijo:

- Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir dicha distancia, deben gritar para escucharse. Cuanto más enojados estén, más alejados estarán y tendrán que gritar más para poder escucharse el uno al otro. Sin embargo, cuando dos personas se enamoran, se hablan suavemente porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. Cuando discutas, no dejes que tu corazón se aleje. No digas palabras que te distancien más, pues llegará un día en que la distancia será tanta que no podrás encontrar el camino de regreso.

Dos monjes budistas iban juntos por un camino embarrado mientras llovía intensamente. Al llegar a un recodo, vieron a una hermosa joven vestida con kimono de seda. La mujer no se animaba a cruzar el terreno encharcado.

- Vamos, niña - dijo inmediatamente uno de los monjes y, levantándola en brazos, la llevó hasta el otro lado.

El otro monje guardó silencio hasta la noche, cuando llegaron a un templo en que alojarse. Entonces, ya no se pudo contener:

- Los monjes - dijo - no nos acercamos a las mujeres, sobre todo si son jóvenes y hermosas. Es peligroso. ¿Por qué has hecho eso?

- Yo he dejado allí a la muchacha - repuso el otro - ¿Tú todavía la traes contigo?

Después de ganar varias competencias de tiro al blanco, un joven y presumido campeón desafió a un maestro Zen famoso por su habilidad como arquero. El joven demostró una habilidad técnica muy buena cuando impactó el centro del blanco en su primer intento. Su segundo tiro era igual de perfecto y dijo al anciano:

- ¡Allí lo tiene! ¿Puede igualar eso?

Imperturbable, el maestro no sacó su arco y, en cambio, le hizo un gesto para que lo acompañara a la montaña.

Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un débil e inestable tronco.

El viejo maestro caminó tranquilamente hasta el centro del frágil y peligroso puente, escogió un lejano árbol como blanco, sacó su arco, y disparó un tiro limpio y directo.

- Ahora es su turno, - le dijo mientras, distinguidamente, regresaba hasta suelo seguro.

El joven miró con terror el abismo sin fondo y no pudo forzarse a caminar sobre el tronco, ni menos disparar al blanco.

- Usted tiene mucha habilidad con su arco, - dijo el maestro, notando el aprieto de su desafiante - pero tiene poca habilidad con su mente, y eso le deja aflojar el tiro.